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MI GATO SE HA VUELTO LOCO

MI GATO SE HA VUELTO LOCO

Eso es lo que piensan los propietarios cuando su gato, de forma repentina y sin motivo aparente, empieza a atacarles de forma muy violenta, sin control. La respuesta es NO, no se ha vuelto loco. Lo que puede estar ocurriendo es que esté mostrando una agresividad redirigida.

La agresividad redirigida se produce cuando el animal no puede acceder al estímulo que la provoca, y busca un blanco alternativo al que atacar.

En el caso de los gatos, los principales estímulos desencadenantes (es decir, las causas) de estos ataques son:

  • Ruidos fuertes y repentinos
  • La visión o el olor de otros gatos
  • En menor medida, la presencia de extraños y la visita de desconocidos a casa

La situación se complica ya que el gato entra en un estado de activación, que en inglés se conoce como arousal, que puede durar desde un día, hasta varios. Durante este tiempo, el gato puede seguir reaccionando de forma agresiva, atacando a su blanco alternativo. Los blancos alternativos más comunes son:

  • El propietario
  • Otras mascotas de la casa (perros sobre todo)
  • Con menor frecuencia, objetos inanimados (muebles, sofás, etc.)

 

¿QUÉ HACER EN ESTOS CASOS?

Cuando se produce el ataque, lo primero es protegerse, ya que como comentábamos más arriba, los ataques son muy violentos y el gato “pierde el control”. Para ello, debemos usar lo que tengamos a mano para cubrirnos, idealmente una manta o una toalla.

Cuando estemos protegidos, deberemos llevar al gato a una habitación y dejarlo allí a oscuras durante un mínimo de 2 horas. Para evitar mordiscos y arañazos, usaremos la manta o la toalla para lanzársela por encima y llevarlo hasta la habitación.

Transcurridas las 2 horas aproximadamente, se debe abrir un poco la puerta de la habitación (sin que sea posible que el gato salga o ataque), y valorar la situación. Si escuchamos bufidos, gruñidos o el gato intenta atacar, cerraremos de nuevo y lo dejaremos allí unas horas más. Hay que procurar dejarle comida, agua y su bandeja, ya que el estado de activación puede durar varios días.

Si el animal no muestra señales de agresividad, habrá que dejar la puerta entreabierta y esperar a que salga por sí mismo. Nunca hay que forzar al gato a que salga ni tratar de interactuar con él.

 

TRATAMIENTO

El tratamiento se basa en el enriquecimiento ambiental y la modificación de conducta.

Por un lado, debemos reducir las situaciones estresantes y evitar aquello que desencadena los ataques, siempre que sea posible. Esto podemos hacerlo de varias maneras:

Estimulando al gato.

Una buena forma de enriquecer el ambiente es aumentando la estimulación (juguetes interactivos, esconder comida para que la encuentre, establecer rutinas de juego, etc.).

Ofreciendo más recursos.

Proporcionar todos los recursos que necesita el gato, y hacerlo en un número suficiente (igual al número de gatos en casa, más 1). Los principales recursos son: comederos y bebederos, bandeja para sus necesidades, rascadores y zonas seguras o refugios.

Haciendo que se acostumbre.

En cuanto a la modificación de conducta, consiste en habituar al gato a aquello que desencadena los ataques. Esto no siempre es fácil, ya que en ocasiones no puede identificarse el estímulo. Por ejemplo, en el caso de los ruidos, debemos tener en cuenta que los gatos tienen este sentido más desarrollado que los humanos en lo referente a sonidos agudos. Esto quiere decir que pueden escuchar sonidos que nosotros no llegamos a oír. También puede ocurrir que no tengamos acceso directo a él (ruidos o gatos de la calle).

Si el problema es otro gato de la casa, se debe realizar un protocolo de reintroducción, para habituar al animal problemático a la presencia del otro congénere.

Revisión veterinaria

Como recomendamos siempre, hay que descartar problemas médicos que puedan estar generando esas reacciones tan súbitas. Se debe llevar al animal al veterinario para una revisión, pero eso sí, cuando haya pasado el estado arousal, ya que tratar de coger al gato en ese estado supone recibir más arañazos y mordiscos.

 

Resumiendo, la agresividad redirigida en gatos es un problema de gran importancia porque desencadena ataques súbitos y muy violentos. La primera actuación será protegerse de los ataques y tratar de introducir al gato en una habitación a oscuras, durante varias horas, o por el tiempo necesario hasta que cese el estado de activación. Una vez pase, hay que tratar de identificar la causa y llevarlo al veterinario para descartar problemas médicos. Al mismo tiempo, debe hacerse un enriquecimiento del ambiente del gato para reducir las situaciones de estrés.

 

 

Fuente: Barkinews.com
Autor: Borja Ros Villanueva, veterinario y etólogo en Adetcan.
Adetcan es un proyecto formado por dos veterinarios etólogos y educadores caninos que prestan servicios de asesoramiento, prevención, diagnóstico y tratamiento de problemas de conducta en perros y gatos. El servicio es a domicilio. Estamos en Santiago de Compostela pero trabajamos en toda Galicia.

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